domingo, 11 de mayo de 2014

*El enemigo no te avisa*


Sección: Pensamientos Fundamentales en Nuestra Vida Diaria

Por Serafín Alarcón Carrasquillo/Noticias Sur P.R.

Mateo 26:41 - Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.


Mientras caminaba una de esas tan populosas calles del casco del pueblo de Ponce conocí a Manuel, hermano en la fe. Me decía que se le hacía difícil mantenerse firme en la oración pues sufría de depresión y esta condición no le permitía concentrarse.

Son tantas las cosas que nos distraen y nos llevan a evitar la oración. Como creyentes debemos huir de la tentación de no sacar tiempo para hablar con Dios. Caminar con cautela cuando la pereza y el desánimo nos sugieren suplantar la oración con cualquier otro tipo de actividad. El camino de la obediencia y la disciplina nunca han sido fáciles, lo sé. Cuando no oramos en una base diaria podríamos pagar un alto precio por tal descuido. Vivimos en una selva en donde el mundo y su sistema de cosas, a cada instante nos invitan a vivir vidas alejadas de la voluntad de CRISTO. Como un león entre la maleza sigiloso el enemigo de las almas nos acecha procurando un descuido y darnos su mortal zarpazo. Esta fiera implacable puede cruzarse en nuestro camino y devorarnos sin la menor compasión. Mas, el que saca tiempo para reunirse con Dios, a pesar de las tentaciones, vencerá.

Amados, los cristianos oramos para ser protegidos de los ataques de la carne, el mundo y Satanás. A pesar de que CRISTO no tenía pecado, igual a nosotros fue tentado. Por eso, profundamente preocupado instó a sus discípulos a que orasen. Allí, en el jardín de Getsemaní les decía: "Orad para que no entréis en tentación." El hombre por su naturaleza carnal tiene predispuesta su mirada en las cosas de la tierra. Igualmente el hombre de Dios ha de ser tentado aún más. Entonces, es obligado estar siempre en guardia contra el enemigo de las almas.

Recuerda que él nunca avisa cuando va a atacar.

(El Autor es Misionero y Director de los Ministerios Tablitas del Señor y la Primera Iglesia Virtual).

Sólo de la mano del Creador del Universo podemos vencer

Sección: Pensamientos Fundamentales en Nuestra Vida Diaria

Por Serafín Alarcón Carrasquillo/Noticias Sur P.R.

Jeremias 33:6 - He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad.


Cada uno de nosotros hemos sentido temor e inseguridad alguna vez en la vida. En mi caminar por esta, hubo momentos en que sin duda estaba siendo rehén del temor y la inseguridad. No fue hasta que rendí mi vida a CRISTO cuando puede ver con claridad lo que estaba haciendo con mi vida. Después de muchos golpes y malas decisiones he aprendido a no dejar para otro día lo que en verdad puedo hacer hoy. Estoy consciente que si no hablo con Dios en una base diaria y regular, corro el riesgo de que yo y mi familia sufran las consecuencias. Por ejemplo, hoy al doblar rodillas y pedir dirección a Dios, inesperadamente recordé algunos capítulos grises de mi pasado. Y es que amados, los primeros años de mi vida fueron turbulentos. Mis padres se divorciaron cuando tenía diez años y luego mi padre se olvidó de mí y mis hermanos menores. Mi madre se vio obligada a tener que trabajar y estudiar para que mis hermanos y yo tuviéramos techo y comida. Uno de los recuerdos más amargos que tengo de aquella etapa es el temor que me invadía al dudar de que pudiéramos lograr tener lo necesario para subsistir día tras día. Fueron muchas las veces que iba a la escuela sin nada en el estómago.

Mi madre hacia lo que mejor podía, pero poco a poco me fui alejando de ella y refugiándome en el uso de las drogas. Las malas compañías no faltaban. Muchas veces mirando el techo de mi habitación me preguntaba ¿Dónde está Dios? Como consecuencia natural de las circunstancias en las que me encontraba el temor y demasiadas raíces de amargura arroparon mi alma. Por las noches solía salir al patio y mirar las estrellas y allí meditar e intentar reconciliar mi corazón con mi Creador. Comencé a orar sin darme cuenta, a establecer una relación íntima con DIOS. Pasaron algunos años y tuve la oportunidad de ingresar a una universidad descubriendo un nuevo universo lleno de conocimiento y retos para mí. Abandone mi habito de orar y lo sustituí por el conocimiento que en aquel lugar recibía. Grave error… Aparecieron en escena nuevamente las drogas y el alcohol disfrazados de un aire “social” que a la larga no hicieron más que traer mayor dolor y amargura espiritual. Para cuando tenía 29 años me había divorciado dos veces y contaba con dos hijas que no veía. Parecía estar repitiendo el ejemplo de mi padre. Sin embargo, Dios no se había olvidado de mí. En el año 1998 sucedió algo que cambió mi vida por completo. Una compañera de trabajo me había invitado a su iglesia. Recuerdo que era una iglesia evangélica. Fue en ese momento cuando tuve un encuentro personal con JESUCRISTO.

Hermanos, ninguno de nosotros puede darse el lujo de permitirle la entrada al enemigo en nuestras vidas. Todo lo que Satanás necesita para golpearnos es una oportunidad. La fe genuina, la oración y la lectura de la Palabra de Dios son las armas más efectivas que tenemos contra el temor, la inseguridad, la baja autoestima y la dependencia de cualquier cosa. Cuando reconocemos ante el Señor que somos insuficientes y clamamos por su protección y dirección, recibimos gratuitamente ese don de fe imprescindible para enfrentar los retos de la vida. La duda contribuye poderosamente al temor y al pecado. Cuando dudamos de la habilidad de Dios para mantenernos y suplir nuestras necesidades, tenemos temor. Cuando dependemos exclusivamente de nuestras capacidades corremos el riesgo de sutilmente ignorar la opinión de Jesucristo. Muchos piensan que el hombre es el centro del universo y que todo lo que ocurre debe ser controlado y manipulado por él. No obstante, la necesidad de estar a cargo de nuestro propio destino tiene un peligroso defecto. Nosotros no somos omnipotentes, no podemos evitar que acontezcan ciertos eventos, sólo de la mano del Creador del Universo podemos vencer. Te digo, Dios es soberano; En última instancia Él es la única fuente de seguridad y PAZ para vivir.

(El Autor es Misionero y Director de los Ministerios Tablitas del Señor y la Primera Iglesia Virtual).

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