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Sección: Pensamientos Fundamentales en Nuestra Vida Diaria
Por Serafín Alarcón Carraquillo/Noticias Sur P.R.
Urbanización la Monserrate de Salinas, Puerto Rico
Salmos 94:11
Jehová conoce los pensamientos de los hombres, Que son vanidad.
...
Mientras hablaba con una jovencita notaba su timidez, su inseguridad y esfuerzo por mantener la conversación a pesar de estar un tanto ansiosa. Fue entonces cuando recordé mis años de joven en la universidad. Por este tiempo pensaba que era necesario ejercer un papel protagónico en la vida para alcanzar respeto y amor. Cuan equivocado estaba. Recuerdo cuanto intentaba por lucir lo mejor que podía, dedicando muchos minutos a la apariencia externa. En la universidad, siempre deseaba ser aceptado por cada grupo. Mas parecía imposible agradar a todos, siempre había alguien al que no le caía bien. Como resultado de esto, terminaba sintiéndome inseguro desarrollando en mi una timidez nunca antes experimentada. Entonces llegaron con fuerza las drogas y el alcohol como medicina para contrarrestar todas aquellas inseguridades de carácter.
Con el pasar del tiempo he descubierto que la forma en que Dios me evalúa difiere mucho de lo que pensamos de nosotros mismos. Buscar primeramente hacer la voluntad de Dios, ha hecho de mi vida una de ligeras cargas, de equipajes livianos… ¿Me entiende? Cristo me ha hecho una nueva persona mucho mas segura de si mismo. De forma espontánea y natural Dios fue moldeando mi carácter y cambiando todas mis prioridades. Hoy, en lugar de buscar la aprobación de otros, solo me esfuerzo en presentarles el milagro que Cristo puede hacer en nuestro carácter y personalidad.
Salmos 94:11
Jehová conoce los pensamientos de los hombres, Que son vanidad.
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Mientras hablaba con una jovencita notaba su timidez, su inseguridad y esfuerzo por mantener la conversación a pesar de estar un tanto ansiosa. Fue entonces cuando recordé mis años de joven en la universidad. Por este tiempo pensaba que era necesario ejercer un papel protagónico en la vida para alcanzar respeto y amor. Cuan equivocado estaba. Recuerdo cuanto intentaba por lucir lo mejor que podía, dedicando muchos minutos a la apariencia externa. En la universidad, siempre deseaba ser aceptado por cada grupo. Mas parecía imposible agradar a todos, siempre había alguien al que no le caía bien. Como resultado de esto, terminaba sintiéndome inseguro desarrollando en mi una timidez nunca antes experimentada. Entonces llegaron con fuerza las drogas y el alcohol como medicina para contrarrestar todas aquellas inseguridades de carácter.
Con el pasar del tiempo he descubierto que la forma en que Dios me evalúa difiere mucho de lo que pensamos de nosotros mismos. Buscar primeramente hacer la voluntad de Dios, ha hecho de mi vida una de ligeras cargas, de equipajes livianos… ¿Me entiende? Cristo me ha hecho una nueva persona mucho mas segura de si mismo. De forma espontánea y natural Dios fue moldeando mi carácter y cambiando todas mis prioridades. Hoy, en lugar de buscar la aprobación de otros, solo me esfuerzo en presentarles el milagro que Cristo puede hacer en nuestro carácter y personalidad.
(El Autor es Misionero y Director de los Ministerios Tablitas del Señor y la Primera Iglesia Viertual).
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