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jueves, 27 de septiembre de 2012

Enfrentando la Adversidad


                               
Sección:  Pensamientos Fundamentales en Nuestra Vida Diaria

Por Serafín Alarcón Carrasquillo/Noticias Sur P.R.

La vida de Moisés se divide en tres grandes capítulos: Los primeros cuarenta años los pasó como príncipe, en la casa de Faraón; los siguientes, como pastor de ovejas en tierra de Madián; y por último, como líder del pueblo en el desierto camino a Canaán. La vida de los hombres puede ser escrita con páginas y capítulos como los libros que hallamos en una biblioteca. La primera aparición de Dios encontró a Moisés pastoreando ovejas. Para los egipcios esta tarea era despreciable y aun en el pueblo hebreo los pastores no gozaban de gran prestigio. Sin embargo, es en esta disciplina donde Jehová moldea el carácter de este hombre. Es allí, en Madián, donde ese pobre empleo le enseñaría a ser paciente, manso y sobre todo a vivir satisfecho y contento con lo poco que tenía.

Y me pregunto: ¿no se supone que sea así en la vida de cada uno de aquellos que nos llamamos discípulos de CRISTO? El apóstol Pablo decía que había aprendido a contentarse cualquiera fuera su situación. Decía que había aprendido a vivir con poco o con mucho pues su paz y contentamiento venia de su relación íntima con Jesús. Hermanos, al enemigo le gusta encontrarnos ociosos y afanados. De otro modo, Cristo se agrada cuando nos encuentra ocupados haciendo algo sin importar su supuesta importancia. Era necesario para Moisés pasar por todos aquellos capítulos tan dramáticos, como lo es hoy para cada uno de nosotros vivir momentos difíciles y otros tal vez no tanto.

En fin, con el pasar de los años he aprendido que la soledad y las pruebas de la vida me han acercado más a Dios. He aprendido a conversar con él en la intimidad de mi habitación, en el patio de la casa y en mis largas caminatas por las comunidades que visito. Con gran asombro casi igual a Moisés, he visto situaciones impactantes y aun milagrosas como la experiencia de la Zarza ardiendo (Éxodo 3:1-7). La zarza ardía pero no se consumía, un recordatorio de parte de Dios del poder de su Espíritu y su amor por cada uno de nosotros.

(El Autor es Misionero y Director de los Ministerios Tablitas del Señor y la Primera Iglesia Virtual).

Una Melodía Espiritual


Sección:  Pensamientos Fundamentales en Nuestra Vida Diaria

Por Serafín Alarcón Carrasquillo/Noticias Sur P.R.

Romanos 12: 9-10 - El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.

En mi caminata tuve un encuentro con un amado pastor que siempre que le visito conversamos por largo rato. Y bueno, en esta ocasión no fue la excepción. Me comentaba que en su iglesia había una fuerte discusión entre hermanos sobre qué tipo de música se debía tocar durante el servicio de adoración. Esta amado hermano sabiamente les señaló que Dios está más interesado en la música que hacemos cuando nos tratamos como cuerpo y como congregación, que en el tipo de instrumentos o ritmo musical que usamos.

Son tantas las congregaciones que han experimentado la desunión por todo tipo de asuntos. Cuando esto pasa, solemos desalentarnos. Sin embargo, esto no impresiona a Dios. Jesucristo nos llamó hermanos y hermanas y, de muchos modos la iglesia es eso, una familia. En ocasiones las familias pasan por momentos de crisis, de diferencias de opinión y aun discusiones acaloradas.

Romanos 12, nos exhorta a que como buenos hermanos en la fe mostremos sin reservas amor y humildad: «Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros». Cuando nos amamos fervorosamente la melodía que entonan nuestros corazones ha de ser la mejor adoración que podamos ofrecer a Dios.

(El Autor es Misionero y Director de los Ministerios Tablitas del Señor y la Primera Iglesia Virtual).

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