lunes, 10 de agosto de 2020

El Señor no te dejará solo en la batalla...

Sección: Pensamientos Fundamentales en Nuestra Vida Diaria

Por Serafín Alarcón Carrasquillo/Noticias Sur P.R.  Foto por Facebook
                                                                                                                                                          Filipenses 4:6-7:  Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús. 

¿Alguna vez has pensado que una enférmedad puede ser de bendición? Eso que de entrada pensamos ha venido a destruir nuestra vida. En ocasiones he tenido que enfrentar malas noticias con buen semblante. Con temor, pero con certeza de que el Señor no me dejará solo en la batalla. En múltiples circunstancias he visto como la mano de Dios ha convertido una dura prueba en una sencilla razón para sonreír y tener paz. 

(El Autor es Misionero y Director de los Ministerios Tablitas del Señor y la Primera Iglesia Virtual).

¿Alguna vez te has sentido como una tortuga?

Sección: Pensamientos Fundamentales en Nuestra Vida Diaria

Por Serafín Alarcón Carrasquillo/Noticias Sur P.R.   Foto por LoveToKnow

Proverbios 23:26:  Dame, hijo mío, tu corazón, y que tus ojos se deleiten en mis caminos.

Las tortugas se distinguen por ser lentas, relativamente feas, arrugadas, presas en sí mismas. Lo sé porque muchas veces me he sentido como una de ellas. Los sentimientos de tortuga surgen cuando uno anhela ser ágil pero se siente con la voluntad demasiado lenta. Cuando quiere compartir con otros pero termina ocultándose de todos, cuando desea brillar pero solo ve tinieblas, cuando sabe que debe dar gracias pero prefiere callar.

En algún punto en nuestras vidas cada uno de nosotros hemos protagonizado una historia similar. Demasiado tortugas para ser motivados aún por Dios. Y bueno, hoy es el día para escuchar la voz de Jesús. Sí, esa voz que nos convence así nuestro corazón insista en caminar a paso de tortuga.

(El Autor es Misionero y Director de los Ministerios Tablitas del Señor y la Primera Iglesia Virtual).

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