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Sección: Pensamientos Fundamentales en Nuestra Vida Diaria
Por Serafín Alarcón Carrasquillo/Noticias Sur P.R.
Hoy caminé una comunidad llamada CIUDAD UNIVERSITARIA en el pueblo de GUAYAMA. Había un ambiente festivo pues se celebraban cumpleaños en algunos hogares y en otros habían familiares visitándose. Mientras camino las comunidades me encuentro con variedad de opiniones sobre la persona de Jesucristo y sobre como él proporciona la paz al ser humano. Digo esto ya que tuve una conversación con dos hombres que al ver las tablitas leyeron una que decía: “Solo Jesucristo puede darte paz“. Uno de ellos comentó: -”¿Cómo es eso?”. Y sin dejarme responder elaboró su propia opinión del tema.
Amados, cada persona se imagina la paz en forma distinta. Algunos creen que la paz tiene que ver solo con circunstancias externas. Alegan que se sienten en paz cuando no tienen problemas grandes y las personas que aman están bien. Pero una paz fundamentada en condiciones externas es una vulnerable y frágil. Por ejemplo; cuando la seguridad de un empleo (factor externo) se desvanece el miedo logra el control de nuestras mentes apresándonos en el afán.
La paz interior, la que solo Dios nos puede dar, es otra clase de paz. Es una paz independiente de lo que me rodea. Los creyentes podemos sentirla cuando compartimos con nuestra familia y aun en la más dura prueba. El hacer lo encomendado por Dios y el discernir su voluntad desarrolla una capacidad para enfrentar los retos que no todos los mortales poseen. En ocasiones olvidamos que CRISTO es nuestro puerto seguro, nuestro mejor amigo. En la vida muchas veces tratamos de hacer todo por nosotros mismos. Pero llega el momento en que tenemos que decir: “¡No puedo! ¡Me doy por vencido!”. La Palabra de Dios nos dice: “Estos confían en carros, y aquéllos en caballos; Mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria. Ellos flaquean y caen, Mas nosotros nos levantamos y estamos en pie“.
No olvides que esta batalla es del Señor.
La paz interior, la que solo Dios nos puede dar, es otra clase de paz. Es una paz independiente de lo que me rodea. Los creyentes podemos sentirla cuando compartimos con nuestra familia y aun en la más dura prueba. El hacer lo encomendado por Dios y el discernir su voluntad desarrolla una capacidad para enfrentar los retos que no todos los mortales poseen. En ocasiones olvidamos que CRISTO es nuestro puerto seguro, nuestro mejor amigo. En la vida muchas veces tratamos de hacer todo por nosotros mismos. Pero llega el momento en que tenemos que decir: “¡No puedo! ¡Me doy por vencido!”. La Palabra de Dios nos dice: “Estos confían en carros, y aquéllos en caballos; Mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria. Ellos flaquean y caen, Mas nosotros nos levantamos y estamos en pie“.
No olvides que esta batalla es del Señor.
(El Autor es Misionero y Director de los Ministerios Tablitas del Señor y la Primera Iglesia Virtual.)
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