Sección: Pensamientos Fundamentales en Nuestra Vida Diaria
Por Serafín Alarcón Carrasquillo/Noticias Sur P.R.
Myrna lleva quince años sirviéndole al Señor en una iglesia. Había ocupado varios cargos de liderazgo dentro de esta y hasta había pensado con un día ser evangelista. A pesar de esto me admitía que en ocasiones no estaba segura de ser salva. ¿Cómo un genuino cristiano puede tener duda de su salvación? - me pregunte.
El hombre no es salvo por las buenas obras, por tratar de guardar la ley o por el bautismo en las aguas. Entonces, ¿cuáles son los requisitos para ser salvo? Cuando tenemos fe en el acto redentor de Jesucristo en la cruz, su justificación nos es imputada inmediatamente. Ahora nosotros por medio de ese acto y esa gracia hemos sido reconciliados con Dios. Hemos sido librados de toda condenación si perseveramos fielmente en esa gracia hasta el último de nuestros días.
Amados, si en nuestros corazones hay genuino arrepentimiento Dios operará en nuestros una maravillosa experiencia de regeneración jamás antes experimentada. Y es que cuando venimos a CRISTO y entregamos nuestra vida a él se hace notorio que sintamos dolor de haberle ofendido pues el Espíritu Santo de Dios mora en nosotros. Obedecemos y nos arrepentimos no por temor de ser castigados, sino porque como hijos infieles a un Padre que sigue siendo fiel, procuramos hacer su voluntad reconociendo nuestras debilidades y aceptando de él su perdón y oportuno socorro. Solo después de haber sido salvos por medio de Jesús podemos tener conciencia de lo importante que es obedecerle y sobre todo conocer de primera mano su voluntad para nuestras vidas.
En fin, recibimos la salvación cuando estamos seguros de que Jesucristo es el Señor de nuestras vidas y que murió y resucito para redimirnos de cada una de nuestras transgresiones. Esta gran salvación es un don de parte de Dios, es un favor inmerecido que él nos da gratuitamente. El Espíritu Santo de Dios internamente nos convence del pecado llevándonos a admitir que sin CRISTO estamos perdidos. Una vida en verdadera santidad será la mejor evidencia para el mundo de que la salvación de él opera en cada uno de nosotros.
No dudemos del perdón de CRISTO y esforcemos cada día en agradarle, sabiendo que si fallamos, él en su infinita gracia nos recibe, nos restaura y nos salva.
(El Autor es Misionero y Director de los Ministerios Tablitas del Señor y la Primera Iglesia Virtual).
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