martes, 6 de diciembre de 2011

NADIE ESTÁ AJENO A SU MISERICORDIA

                                                    
                                             
Sección: Pensamientos Fundamentales en Nuestra Vida Diaria

Por Serafín Alarcón Carrasquillo/Noticias Sur P.R.
                                
Lucas 19: 1-10
5 Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vió, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa.

Conversaba con un joven del pueblo de Patillas; y este me decía que para su vida ya no había esperanza. - "Mire, yo he hecho demasiadas cosas malas"... - Con un tono pesimista añadía.

Para costear su gran imperio, los romanos asignaron impuestos elevados a todos los pueblos bajo su dominio. Por supuesto, los judíos se oponían a estos porque servían para apoyar un gobierno que les tiranizaba. Además una gran parte de estos impuestos recaudados iban a parar en fiestas paganas y en placeres desordenados. Entre las personas más impopulares de aquella sociedad estaban los recaudadores de impuestos. Roma acostumbraba usar para este tipo de tarea gente del mismo pueblo que oprimía. En este caso, judíos cobrando impuestos a judíos. También, era muy bien sabido por todos, que los cobradores de impuestos solían robar parte de lo que le quitaban a sus compatriotas. Por la reacción de la gente se puede juzgar que Zaqueo fue, sin duda, un corrupto funcionario. Sin embargo, luego de su encuentro con Jesús llegó a la conclusión de que su vida necesitaba un cambio. No sorprende, que la gente se molestara al ver a Jesús visitando a un hombre pecador. A pesar de que Zaqueo era ladrón y traidor, nuestro Señor lo amaba y sin duda deseaba salvar su pobre vida.

Amados, en toda sociedad cierto grupo de personas se consideran "superiores" ya sea por su posición en la sociedad, su religión o profesión. La multitud no podía ver lo que CRISTO veía en Zaqueo. Su religiosidad les nublaba, y su opinión subjetiva estaba por encima del perdón, la misericordia y el amor. Por nada debemos ceder ante la presión social y evadir aquellos que presuntamente están en pecado. Yo sé que usted me entiende… Igual a Jesús, estamos llamados a amar y restaurar todos los que necesitan desesperadamente oír las buenas nuevas del evangelio de Jesucristo.

Al dar a los pobres la mitad de sus bienes y restituir cuatro veces a los que defraudó, Zaqueo demostró con acciones concretas genuino arrepentimiento. Su alma estaba lista para recibir a CRISTO como su Señor y Salvador.

Dejé que terminara de desahogarse (joven de Patillas), entonces procedí a leerle esta hermosa historia de Zaqueo, el recaudador de impuestos que un día CRISTO visitó su casa. ¡Nadie está ajeno a su Misericordia!

(El Autor es Misionero y Director de los Ministerios Tablitas del Señor y la Primera Iglesia Virtual).

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