Por Serafín Alarcón Carrasquillo/Noticias Sur P.R. Foto por Corazones Católicos
Sal 103:1-2 - Bendice, alma mía, a Yahvé, Bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, Y no olvides ninguno de sus beneficios. Que bueno es cuando todo en nuestras vidas marcha bien, cuando el sol brilla en nuestros rostros y una brisa fresca nos acaricia suavemente. Que bien nos sentimos cuando una oración es contestada y mucho mejor si se da en el tiempo más corto posible. Maravilloso cuando después de haber perdido un empleo el Señor provee otro, en ocasiones hasta mejor. Cuando nos sana de una enfermedad, cuando nos ayuda en una prueba, examen o reto. Extraordinario y beneficioso nos ha sido conocerle y sin embargo, cuan rápido a veces olvidamos el compromiso, las promesas de fidelidad y el voto a proclamar su nombre.
No olvidemos ninguno de sus beneficios.
(El Autor es Misionero y Director de los Ministerios Tablitas del Señor y la Primera Iglesia Virtual).
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