Por Serafín Alarcón Carrasquillo/Noticias Sur P.R.
Muchas veces cuando camino las comunidades me tropiezo con casas abandonadas o automóviles viejos arropados por la vegetación. Entonces me imagino como tal vez fueron sus días cuando alguien vivía en ellas o cuando alguien les manejaba con alegría y emoción. Pienso, ¿como se verían si fuesen restaurados? Al igual que los autos viejos o las casas abandonadas, nuestras vidas también necesitan ser restauradas. El pecado y nuestro pasado necesitan ser limpiados y sobre todo nuestra culpa perdonada. Que la esperanza alumbre nuestro caminar y que la tristeza y toda raíz de amargura sean reemplazadas por el gozo que viene de tener una relación intima con Dios. Amados, esta restauración solo puede efectuarse cuando permitimos que el señor JESUCRISTO la efectúe haciendo sus buenos oficios de CARPINTERO. ¿Me entiendes? Por medio de su muerte y resurrección, Cristo ya ha comenzado nuestra restauración y continuará la obra hasta el último de nuestros días. En la vida no siempre podemos controlarlo todo. Jesús, sin embargo, tiene un plan perfecto para ella. Su plan es bendecirnos y restaurarnos para que miremos siempre al futuro con esperanza. No importa las circunstancias, siempre estamos bajo su cuidado y sus manos de fiel restaurador.
(El Autor es Misionero y Director de los Ministerios Tablitas del Señor y la Primera Iglesia Virtual.)
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