Por Serafín Alarcón Carrasquillo/Noticias Sur P.R.
Comencé caminando una de esas tan típicas urbanizaciones con marquesinas demasiado grandes para hacerse uno escuchar. Un aparente día normal, uno casi rutinario. Por espacio de cinco años he caminado prácticamente todos los pueblos del sur de mi isla. Han sido tantas las comunidades y los rostros. Para mi, una aventura que jamás imagine vivir. Y bueno, las aceras y sus peculiares circunstancias poco a poco han ido esculpiendo el hombre que hoy soy. Estos caminos, caminitos y aceras determinan el curso de mis días y sus inagotables bendiciones. Saben, he conocido a tantas personas, son miles los rostros que día a día se van acumulando en mi caminar por esta tierra.
Cristo tuvo que caminar también muchos caminos hasta llegar al Gólgota. Muchas vidas y demasiados rostros necesitados de atención. Así que, durante el día, seguía su la rutina usual sin perder de vista su misión y encomienda divina. Entre las muchas cosas que quería y necesitaba realizar, le prestaba atención a cada detalle sin perder de perspectiva la importancia del trabajo que él hacía.
Al concluir el día, reflexioné acerca de todo. Aunque pensaba que el día había sido rutinario, un mensaje inescapable se formaba en mi corazón: “Sobre todas las cosas, éste ha sido un importante día para mi y sin duda para Dios“.
Zacarías 10:12
Y yo los fortaleceré en Jehová, y caminarán en su nombre, dice Jehová.
(El Autor es Misionero y Director de los Ministerios Tablitas del Señor y la Primera Iglesia Virtual.)
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