Sección: Pensamientos Fundamentales en Nuestra Vida Diaria
Por Serafín Alarcón Carrasquillo/Noticias Sur P.R.
El Profeta Daniel se distinguía por haber sido un hombre de fe y sobre todo de oración.
Este siervo como en otras instancias clamó a Dios para que se cumpliera la promesa de hacer regresar a su pueblo a su tierra natal. Además de orar con fervor, este hombre escudriñaba y estudiaba la palabra, ese ejercicio le daba una mayor comprensión de los tiempos en que vivía. Daniel indudablemente sabía hablar con Dios. Había leído las palabras de Dios por medio del profeta Jeremiah y creía en ella. Cuando oraba, tambien ayunaba, admitía sus pecados y con certidumbre de fe suplicaba al Padre por su perdón y la clara revelacón de su voluntad.
¿No debería ser igual con nosotros hoy? ¿No deberíamos dirigirnos a
Jesucristo en total entrega y sinceridad? Sí, amados, una comunicación entre Dios y nosotros inquebrantable, un diálogo en donde pudieramos comprender y ser receptivos a aquello que el Señor nos dijera. Cuando oramos ¿le hablamos con franqueza? ¿hay sinceridad en cada una de nuestras palabras? ¿cuanto tiempo dedicamos para hablar con Dios?
Este siervo como en otras instancias clamó a Dios para que se cumpliera la promesa de hacer regresar a su pueblo a su tierra natal. Además de orar con fervor, este hombre escudriñaba y estudiaba la palabra, ese ejercicio le daba una mayor comprensión de los tiempos en que vivía. Daniel indudablemente sabía hablar con Dios. Había leído las palabras de Dios por medio del profeta Jeremiah y creía en ella. Cuando oraba, tambien ayunaba, admitía sus pecados y con certidumbre de fe suplicaba al Padre por su perdón y la clara revelacón de su voluntad.
¿No debería ser igual con nosotros hoy? ¿No deberíamos dirigirnos a
Jesucristo en total entrega y sinceridad? Sí, amados, una comunicación entre Dios y nosotros inquebrantable, un diálogo en donde pudieramos comprender y ser receptivos a aquello que el Señor nos dijera. Cuando oramos ¿le hablamos con franqueza? ¿hay sinceridad en cada una de nuestras palabras? ¿cuanto tiempo dedicamos para hablar con Dios?
Cuando oramos con fervor no hay impedimento alguno para que la misericordia de Dios se ponga de manifiesto. Daniel en su conversación al padre le expone su culpabilidad y la del pueblo. Al mismo tiempo que hace esto, reconoce que el amor y la piedad de Dios son aun mayor que su pasado. No permitamos que ese pasado de desobediencia nos impida regresar y a comunicarnos con Dios libremente.
Cristo nos está esperando con sus brazos abiertos para qué hoy vallamos a él en oración.
Cristo nos está esperando con sus brazos abiertos para qué hoy vallamos a él en oración.
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(El Autor es Misionero y Director de los Ministerios Tablitas del Señor y la Primera Iglesia Virtual).
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