sábado, 20 de febrero de 2010

LIBRE DE RENCORES Y RESENTIMIENTOS

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Sección: Pensamientos Fundamentales en Nuestra Vida Diaria

Por Serafín Alarcón Carrasquillo/Noticias Sur P.R.

Como en casi todas las familias en donde han pasado por la terrible experiencia de un divorcio, como era de esperarse, las discusiones y los reproches surgen a menudo. Sabiamente, mi madre siempre intentaba mantenerse al margen de las discusiones de contenido ofensivo y rencoroso. Si la discusión empezaba a tener alta resonancia o si el argumento se tornaba violento entonces ella sencillamente paraba toda la disputa estableciendo orden y recordándonos que los únicos responsables del divorcio eran ellos (mis padres) y no nosotros. En esas ocasiones, después de la cena y antes de ir a dormir, mamá me hablaba en privado y me decía: «Tienes que amar a tu padre y cuidar a tus hermanitos».

Ahora que soy adulto, he pensado a menudo en esas palabras. ¿Cómo amar a alguien que nos ha dejado? ¿Cómo olvidar esa amarga realidad de que las cosas jamás serán igual? Mas, Dios nos ha dado un mandato para nuestro propio bien: Amaos los unos a los otros… Dios nos ama y se preocupa por nuestras relaciones con otras personas, especialmente nuestros padres y hermanos. El problema de nuestras sociedades comienza en el seno de un hogar… Allí se dan los primeros pasos para hacer personas de principios y valores éticos de altura o por el contrario, personas amargadas y llenas de rencor hacia sus padres, familiares, y por supuesto, el mundo.

Pido a Jesucristo sane toda vieja herida en nuestros corazones. Si, que quite por fin de nuestras vidas todo obstáculo, todo impedimento para ser una persona plenamente realizada y feliz libre de rencores y resentimientos.

Levítico 19:16-18
16 »No andes difundiendo calumnias entre tu pueblo, ni expongas la vida de tu prójimo con falsos testimonios. Yo soy el Señor.
17 »No alimentes odios secretos contra tu hermano, sino reprende con franqueza a tu prójimo para que no sufras las consecuencias de su pecado.
18 »No seas vengativo con tu prójimo, ni le guardes rencor. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor.
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(El Autor es Misionero y Director de los Ministerios Tablitas del Señor y la Primera Iglesia Virtual).

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